6 pautas para motivar a los niños a la lectura
Conseguir que un niño o adolescente lea por iniciativa propia es uno de los retos más difíciles que tenemos los adultos lectores. Pero también es el objetivo más importante y del que mayor satisfacción podemos lograr. Hay que demostrar que la lectura es una experiencia placentera, aunque a muchos niños les pueda parecer un esfuerzo. Un buen lector es capaz de comprender el sentido profundo del texto y, lo que nos ocupa en este post, de elegir sus próximas lecturas siguiendo su propio criterio y de leerlas porque tiene ganas de hacerlo. ¿Cómo llegar con nuestros hijos a ese punto en el que la lectura es motivadora?
En un primer momento, podemos buscar la motivación extrínseca; por ejemplo, animándolo de palabra a que lea, haciendo una lista con los libros finalizados, etcétera. Pero el objetivo es llegar a la motivación intrínseca dándole a conocer libros sobre sus propios intereses para que así disfrute de la lectura. Para acertar a la hora de recomendar un libro a un niño, hay que tener en cuenta su nivel de competencia lectora, sin dejar de explorar niveles ligeramente superiores para proponerle retos asumibles.
- Leer nosotros mismos: los niños, especialmente los más pequeños, aprenden por imitación y, si no ven leer a los adultos, es muy difícil que adquieran el hábito. Da igual si leemos el periódico, novelas o si les leemos a ellos en voz alta. Y cualquier momento es bueno, en la sala de espera del médico, antes de acostarlos... Es especialmente positivo fijar momentos diarios de lectura conjunta.
- Si optamos por leer a nuestros hijos, se recomienda jugar con las voces, las entonaciones y el énfasis en los diálogos para caracterizar a los personajes. Dar vida al cuento. Así estaremos creando recuerdos memorables en la mente de nuestros hijos.
- Dejar que los niños elijan sus propios libros y, si los hemos leído nosotros, comentárselo. Si ellos son los que deciden, seleccionarán libros que, a priori, les interesan más y les será más fácil leer, porque los propios contenidos pueden ser motivadores.
- Visitar librerías y bibliotecas, y participar en actividades de animación a la lectura. Los centros Kumon (encuentra aquí el más cercano a tu casa) organizan periódicamente actividades lúdicas donde los libros y los materiales del programa de Lectura son los protagonistas.
- Asociar la lectura con momentos positivos: regalar libros en cumpleaños, Navidades y otras ocasiones especiales predispone a asociar la lectura con momentos felices de la infancia.
- Felicitar por los logros: cuando es el niño quien lee, hay que hacer que sea consciente de sus avances y felicitarlo por ellos. «Ya no tropiezas en las comas; muy bien» o «Ahora lees más rápido» son frases concretas y motivadoras que le demuestran su propia capacidad de aprender.
A un lector se le abre todo un mundo de experiencias por las que moverse y con las que disfrutar en función de lo que le guste o le apetezca en cada momento. Para que algo nos guste es necesario que previamente lo conozcamos, y ese conocimiento implica un esfuerzo inicial: por ejemplo, al leer los primeros libros o tocar las primeras escalas en un instrumento. Precisamente cuantos más libros conocemos o más hemos practicado con ese instrumento, más nos deleitamos, porque ese conocimiento nos ayuda a disfrutar aún más de lo que nos gusta.
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